El presidente ruso Vladimir Putin realizó una destacada visita a Pyongyang, marcando su primera visita oficial a Corea del Norte en 24 años. Fue recibido con una impresionante muestra de ceremonia y amistad por parte de su homólogo Kim Jong-un, con alfombras rojas, guardia de honor y multitudes entusiastas en la Plaza Kim Il Sung. Este gesto simbolizó el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países, culminando en la firma de un acuerdo de “ayuda mutua” en caso de agresión, subrayando la postura independiente de Pyongyang, especialmente en asuntos como Ucrania.
La visita de Putin tuvo lugar en un momento difícil para Corea del Norte, enfrentando severas sanciones internacionales y dificultades económicas exacerbadas por la pandemia de Covid-19. A pesar de estas adversidades, Pyongyang organizó una recepción lujosa y cuidadosamente coreografiada, destacando la importancia estratégica de la visita y la esperanza de obtener beneficios significativos.
En términos de regalos diplomáticos, Putin presentó a Kim un automóvil ruso de lujo, una daga de almirante y un juego de té, subrayando la cordialidad y el interés estratégico mutuo. La visita culminó con una fiesta de té y un concierto de gala, marcando un hito en las relaciones entre ambos países y dejando abiertas las puertas para futuras colaboraciones.