El acto que lesiona y viola el cuerpo de una niña es tan solo el principio de un efecto dominó de sufrimientos .
Día tras día, cientos de miles de niñas de todo el mundo son sometidas a prácticas que les causan daños físicos o psicológicos —o ambos— con el conocimiento y el consentimiento plenos de sus familias, amigos y comunidades.
Estas prácticas reducen y limitan su capacidad para participar plenamente en la sociedad y desarrollar todo su potencial. Las consecuencias se propagan por toda la sociedad y apuntalan los mismos estereotipos y la desigualdad de género que motivaron aquellos actos tan perjudiciales.