Entre las amenazas directas que enfrenta el delfín rosado se encuentra que en muchas ocasiones quedan atrapados en las mallas de pesca por la sobreexplotación del recurso y, además, es cazado deliberadamente por el conflicto con pescadores, puesto que las comunidades rurales tienen una percepción negativa de la especie al considerarla un predador de los peces atrapados en las redes.
Este ejemplar que se encuentra catalogado como vulnerable en Colombia, se distribuye por las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco, donde también es víctima de uso y comercialización de sus ojos, dientes, genitales y piel.
Otro de sus desafíos es el cambio climático, dado que en la Orinoquia Colombiana se espera un aumento en la temperatura de 2,7°C para el año 2050, así como la reducción en la precipitación de entre el 10% y 20%, lo que favorece los procesos de desertificación de las sabanas y el bosque basal. Al mismo tiempo el acelerado cambio en el uso del suelo ha ocasionado un aumento significativo en el desarrollo de actividades como la ganadería extensiva, los cultivos de palma africana, arroz, maíz y forestales.
Frente a la situación, Cormacarena hace un llamado a la conciencia ciudadana para proteger y preservar la fauna silvestre amenazada en la región geográfica, para lo cual adelanta una campaña de sensibilización a través de sus canales institucionales.