Las fiestas clandestinas en el país no han parado durante la cuarentena, aunque el gobierno ha sido muy enfático en mantener una sana distancia para evitar la propagación del coronavirus, algunos ciudadanos aún no atienden cuyas medidas pese a no tener alguna actividad esencial por desempeñar en el exterior, situación preocupante para las autoridades.
Una violación a las medidas sanitarias que según las denuncias van desde el consumo de licor, consumo de estupefacientes hasta tener relaciones sexuales.
A pesar de mantener ley seca en algunas ciudades del país durante el fin de semana, muchas personas deciden transportarse hasta fincas o veredas para aprovechar el poco control policial que se realiza por esas zonas, rompiendo todos los parámetros de conducta y poniendo en peligro la vida de quienes los rodean.
Estos hechos de indisciplina generan amenazas para los que sí están cumpliendo debidamente las medidas de aislamiento preventivo.
Además de que estas fiestas clandestinas son un foco de contagio importante, pueden llegar a acarrear una pena mínima de 4 años de cárcel y una multa de hasta 1 millón de pesos.