Por: Karol Gómez
En la sala de espera hay una exposición de las diferentes drogas que existen. Es un mosaico titulado: museo de sustancias psicoactivas, un recurso muy original para exponer en pequeñas urnas transparentes con un marco de madera, drogas como la marihuana, el LSD, la cocaína y el bazuco. Este museo tiene un diseño a lo Berzelius en la tabla periódica de los elementos, pues las sustancias están abreviadas con símbolos: Kt ketamina, Tb tabaco, Co cocaína. Es un espacio con aire corporativo, ventanilla incluida y el color blanco en las paredes y puertas.
El museo fue creado por el equipo de Échele Cabeza, este es un proyecto piloto de Acción Técnica Social (ATS), el cual se desarrolla en el contexto de la fiesta y el ocio, fundamentalmente para la población joven. “Lo que nosotros buscamos es que las personas entiendan que las sustancias han estado siempre en la historia de la humanidad. Sacar provecho de esto es entender cómo funcionan y qué hacen en el cuerpo. Las personas usan las sustancias para explorar su ser o tener experiencias placenteras, no para tener un mal viaje. Por eso es importante conocerlas” afirma Julián Quintero.
Julián es el director del proyecto y por estos días ha sonado mucho en la prensa, debido a entrevistas en medios de comunicación como Caracol Radio. En esta habla sobre La nueva droga Zombie, y para desmitificar su existencia, Quintero explica que este fenómeno se da debido a la combinación de diferentes sustancias psicoactivas.
Es un sociólogo de 41 años, proveniente de Pensilvania en el oriente caldense, lugar natal de personajes como Oscar Iván Zuluaga y otros conservadores del país. Inició en el mundo de las drogas desde muy joven. Según sus padres era una persona precoz. Leía y aprendía muy rápido. Terminó el colegio a los 15 años, se vino a Bogotá a los 18 y logró entrar a la universidad Nacional. Se ríe de cosas como que traía plato y cuchara, como buen foráneo. Durmió varios días en la calle, reflejo de la mayoría de provincianos que vienen en busca de sus sueños: formarse con una educación superior.
“Una cosa que marca fuerte es el hecho de haber saltado de lugar en lugar”, cuenta Julián. Él vivió en tres lugares distintos durante toda su juventud: su lugar natal, Pereira y Bogotá. Siempre tuvo dos luces en su vida: su padre, un abogado bien armado. Un hombre político. Y su madre, una mujer quien siempre le enseñó que debía dedicarse a perseguir sus sueños.
“No tengo lazos ni ataduras. Ni con la tierra, ni con los amigos, ni con el mundo. Esto es positivo para buscar los sueños’’, agrega Julián, quien hace parte de las 45 personas de Acción Técnica Social (ATS) organización de la sociedad civil, enfocada a la reforma de las políticas públicas de drogas, al consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales y a la reducción y mitigación de daños.
Julián fue consultor de la presidencia de Colombia Joven desde febrero de 2007 hasta junio de 2008 y ayudó a escribir la política pública de drogas; es decir, un programa llevado a cabo por el gobierno para brindarle atención a un problema social. Lamentablemente, los procesos eran muy lentos con el Estado y él buscaba como sociólogo un tema de investigación que aparte de controversial, no tuviera solución, pues según Julián, “la prevención” que ha ejecutado el gobierno es un discurso fallido.
El equipo de Échele Cabeza está siempre en eventos de música; festivales de electrónica; Baum fest, Tatacoa fest, SONAR Bogotá; festivales de hip hop, Rap pal parque, entre otros. En un stand de Échele Cabeza se puede ver lo siguiente: una carpa grande y negra, en la cual se encuentran cubículos que contienen información y folletos de ATS y del proyecto. Este espacio ofrece servicios de análisis químico de las drogas, pues los asistentes de la fiesta pueden acercarse para conocer la calidad de la sustancia y los adulterantes que contiene. También tiene zonas de recuperación, las cuales sirven para atender a quienes se encuentren en crisis por el efecto de las drogas.
El stand siempre cuenta con voluntarios, quienes donan su tiempo pero que, en este caso, el proyecto les paga, aunque sea un turno de trabajo. El voluntario normalmente es una persona joven, preparada técnica y políticamente para asistir al usuario. “Cuando te encuentras con alguien en un Stand de ATS o Échele Cabeza, va a ser siempre una persona joven que combina conocimiento técnico y metodología de pares”, dice Julián. Por ejemplo, si el evento tiene temática gay lo que hace el proyecto es enviar a sus voluntarios LGBTI.
Mientras suena la música y todos celebran, hay tres personas analizando sus sustancias.
La sala de análisis es un cubículo pequeño. Hay un escritorio con distintos y elementos y portaobjetos La persona encargada de analizar las muestras es un hombre muy joven, quien al parecer no pasa los 30 años. Los usuarios traen sustancias como: LSD y MDMA, la cual se conoce como éxtasis. Y Por cada droga analizada cobran $10.000. Este es uno de sus métodos de autogestión, a parte de los recursos del Estado.
Uno de los asistentes es una chica y trae una goma de “MD”. Esta es dulce, comestible y está rellena de droga. Su pureza es positiva, sale feliz.
Mientras prueba los cartones de LSD, el integrante del proyecto explica cómo funcionan en el cuerpo y el por qué no hay que combinar estas sustancias con otras y los distintos efectos que brindan a la hora de consumirse.
– ¿Qué es DMT?
Surgen este tipo de preguntas. Es una sustancia altamente psicodélica que según él, su consumo se debe realizarse en un lugar íntimo y tranquilo. No es nada para rumba.
Las acciones de un proyecto como este, demuestran el desarrollo cultural y social de Colombia; históricamente una nación maltratada por el narcotráfico y por los desangres que ha dejado “la lucha contra las drogas”. “Nunca pensamos que la gente dejara de consumir. Nuestra estrategia era que aprendieran como hacerlo” Comenta el director de Échele Cabeza.
Aunque al comienzo desarrollar estas políticas en una sociedad conservadora fue un arduo trabajo, el proyecto no claudicó.
ATS aparte de “Échele Cabeza” tiene a CAMBIE, programa enfocado a la reducción de riesgos y daños a personas que se inyectan drogas. Con la distribución de jeringas y material higiénico a consumidores problemáticos. En el 2017 había aproximadamente 2.000 inscritos en ciudades del país como: Bogotá, Cali y Pereira.
Incluir este tipo de proyectos nunca fue fácil, pero siempre ha sido necesario. A diferencia de échele Cabeza, los usuarios de este programa no son de rumba, fiesta y fines de semana. Son usuarios con problemas graves de drogadicción.
El objetivo de este proyecto se ha disparado continentalmente, pues Colombia es el país que más drogas analiza en América, según las estadísticas de la ONG.